sábado, 27 de noviembre de 2010

EVA


Querido diario:

Héme aquí,  a propósito  de que leyera un texto de mi querida Susana, sobre una mujer,  Hildegard von Bingen, (¡Ja! colombiana ella) que rompió casi todas las reglas de la época por allá en el Siglo XII, héme aquí, de pronto preguntándome sobre cuál era la mujer que yo más admiraba, y la verdad  que la respuesta fue que muchas y por razones de lo más diversas. No obstante, de todas ellas, me quedaría con Eva. Sí, Eva, la del Génesis, aquella misma que se supone fue creada a partir  de una costilla de Adán y que tuvo la valentía necesaria para no acatar las supuestas órdenes del Supremo. Yo, me imagino la escena más o menos así:

Dios - Ya saben, muchachos, del jardín del Edén pueden comer todo lo que les plazca, incluso las parrilladas de chuletas de cochino y la morcilla que ustedes hacen los domingos, algo en lo que no estoy de acuerdo por aquello del colesterol y los triglicéridos, pero bueh... Les decía:, continuó Dios, pueden comer lo que sea, menos del árbol de los manzanos.Y como viera que Adán guardaba silencio, salió Eva a preguntarle a Dios: , para lo cual moduló la voz para adquirir el tono de Catherine Fulop:
- ¿Y más o menos como porqué, Dios?
Dios  -Bueno, mija, acotó, podría decirte que es que tengo pensado sembrar hectáreas de manzanos aquí, a ver si me rebusco, porque la  inflación me está llevando por los cachos, pero no....confórmate con saber que tienes prohibido terminantemente, tienen los dos, prohibido,  comer del fruto de ese árbol.
Felices de estar en el Edén, desnudos y sin directrices, salvo aquella prohibición extraña, transcurrieron plácidamente los días., hasta que Adán, tirado en un chinchorro y sobándose la barriga,  le dijo a Eva como a las 11.30 a.m: la verdad que yo tengo hambre, pero estoy aburrido de comer lo mismo. A lo cual Eva contestó: eso es fácil, arranquemos un fruto del árbol prohibido.
Pero Adán le contestó que lo dejara mejor así, que era mejor no meterse en problemas. con  el que te conté. A lo que ella respondió con unas palabras sabias, filosóficas, a la larga,  lapidarias: ¿pero, tú eres cobarde o eres gafo, chico? Él no se va a enterar: ¡lo que no se dice no se sabe!. Adán no respondió la pregunta de inmediato, y Eva pensó "el que calla, otorga" , y procedió a bajar  la manzana del árbol prohibido, con lo cual  cometió el acto más maravilloso cometido desde la Creación:  el acto de la desobediencia, de la rebeldía, del querer saber porqué y para qué son y ocurren las cosas. De tal manera que la existencia del Conocimiento, en mi humilde opinión, se la debemos a ella; o lo que es lo mismo:  si tenemos que agradecerle a alguien que el ser humano haya alcanzado tanto conocimiento, muchas veces mal empleado, pero conocimiento al fin, ese agradecimiento debe estar dirigido a la bendita desobediencia de Eva.
Ni qué decir de la rabia que agarró Dios en aquel momento cuando se presentó en el Edén, (ni qué decir la rabia  que agarré yo), cuando, con la voz de un grave que ni  Pavarotti cuando dice Nessun Dorma,  (en Nessun Dorma) preguntó: ¿Quién fue? 
Momento electrizante de la historia biblíca en que uno hubiera esperado un milagro celestial, Pero no,  Adán en realidad respondió de una vez a las dos preguntas más importantes de su vida, la dejada atrás hace días, y  esta que ahora le hacía Dios,y respondió de esta manera:
¡ FUE ELLA !  levantando su dedo acusador.

Nota: Eva, no le pares, yo te quiero y te admiro.





martes, 16 de noviembre de 2010

Didáctica de la Lengua

"Belkys, eres una puta arrastrada.
Puta y arrastrada serás tú,  SUSIA"

Querido diario: esto me pareció completamente  fascinante. Esta y otras inscrpciones de similar sinceridaad y belleza las leí en la pared, a dos metros de la puerta de la Biblioteca, de un liceo que alguna vez fue motivo de orgullo para la educación de este país, y donde yo hago una maestría sobre Didáctica de la Lengua Castellana. Las comillas, y en especial la coma que está entre tú y SUSIA, son un humilde aporte: cuando uno le dice puta o SUSIA a alguien la verdad que no se necesita signos de puntuación.
Como de ironías estamos hechos, yo solté una carcajada que probablemente haya perturbado  los espíritus de Cervantes y Andrés Bello y ni que decir de Simón Rodríguez, espíritus que yacen apretados, y yo diría que muertos, en los libros de esa Biblioteca. Y bueno no pude dejar de imaginar que, una de dos: ellos se retorcían de coraje (en la acepción mexicana de la palabra) o  simplemente se reían como yo.
En ese instante comprendí  lo idiota que resulta hacer una Maestría sobre una Lengua que está casi en desuso y tuve la idea de que era mejor  recopilar los textos de esa nueva lengua.