miércoles, 19 de mayo de 2010

ESOS LOCOS... NO TAN BAJITOS

Me resulta difícil quitarme el cariño de los ojos para verlos.
Para mis ojos ellos son la mejor parte de mi vida... para mi corazón, son la más viva y contundente prueba del Amor infinito de Dios.

Anoche uno de mis "magos",  mi mago encantador, que es ya adolescente, me mostró esta foto, y sólo pude decirle: hijo, yo he visto gente bella, gente increiblemente hermosa, pero la verdad, ¡tú abusas! Y es que esa belleza que precibo sólo es el reflejo de lo que le brilla dentro, como esos cofres que se transparentan con la inmarcesible Luz de lo guardado en ellos...
Hace un tanto escribí esto para ellos y que quise compartir con ustedes.

Creo en José E. Todopoderoso, creador de todo mi Universo.
Creo en sus manos, que siempre sostienen las mías para que yo no caiga.
Creo en su corazón, jardín de donde Dios extrajo todas las flores,
la Primavera y la ternura para plantarlas en el mundo.
Creo en sus ojos, faros eternos a quienes debo no estar irremediablemente perdida y triste.
Y en su voz, partitura celeste de toda mi conciencia.

Creo en Julio por cuyos pasos la Tierra describe su armonioso movimiento rotatorio; creo sus brazos donde  nacieron y se hicieron, de tanto amor, todos los héroes de la Patria.
Creo en su sonrisa como un presagio de buenas cosechas,
como la promesa de que algún día de justicia se vestirá la Tierra
y creo en sus pupilas que albergan, noche a noche, las esperanzas y los sueños de todos los hombres buenos.
Creo en Horacio quien inventó del Amor, la abnegación.
A quien se le multiplicaron los ojos para convertirse en esas gotas brillantes que penden del cielo nocturno de mi alma;
quien puede hacer, cual prestidigitador, que todo lo que es oscuro
desaparezca y zurcir de mi corazón, todas las penas...
crear los peces frotando entre sus dedos la arena de la playa,
inventarle colores a las alas de los pájaros
Y hacer, oh mago encantador, que toda la faz de lo creado
sostenga, inmaculada, su canción de gratitud eterna.