miércoles, 12 de octubre de 2011

Y LLÉVATE EL PARAGUAS POR SI LLUEVE (¡POR MÍ QUE SE AHOGUE!)

Llego tarde a mis citas musicales… pero llego. Y apenas esta tarde de pintura, de visitas y con dos copas de vino en mi torrente sanguíneo, vi el nuevo vídeo de esta canción tan popular en los 80 y por la que más de uno se debe haber cortado las venas, ahora en la voz magnífica de Mark Antony, de quien no me declaro fan, pero ¡joder, qué estilazo!
Mi hijo que andaba por aquí en ese instante, al oír que, a la pregunta ¿y cómo es él? yo respondía con enojo pero qué coño de tu madre te interesa a ti eso, mijo, me dio la “buena nueva” de que en realidad el señor Perales, autor intelectual de la canción, compuso la obra para su hoja quien se había enamorado a los 17 años. No quedé muy convencida con esta explicación, aunque ciertamente  que hay padres celosos, y debo admitir que me causó una impresión peor que cuando creía (junto a 300 millones de hispanohablantes más) que había sido escrita por un hombre cuyo despecho le hacía decir cosas absurdas y patéticas, porque dónde se ha visto que alguien en semejante situación le esté preguntando a la susodicha que cómo es él, y cómo fue el asunto de los cachos y de paso le dé el visto bueno al traje que llevará a la cita con el otro desgraciado. Francamente.
En fin que, y sin saber cuál es la verdad sobre los hechos, disfruté de la interpretación impecable de Marco Antonio, como se debe llamar este señor. Su versión de esta canción, su fuerza interpretativa, tan distante, como es lógico, de la de Perales, valen junto a otras sorpresas de esta tarde, haberme quedado en casa en lugar de irme a la playa.

martes, 11 de octubre de 2011

CUESTIÓN DE FE

Ando medio perdida de estos predios, esencialmente porque le estoy dedicando más tiempo al trabajo que al placer de escribir y de leer a mis amigos. Pero lo remediaré muy pronto: tengo pensado cambiar mis hábitos de vida. La vida es un espacio muy corto de tiempo como para dedicárselo a las rutinas estresantes, al tráfico insoportable, a los semáforos (yo odio los semáforos!), a los horarios,  y en fin, a cualquier cosa que me impida disfrutar hasta del acto tan sencillo de respirar aire fresco.
Les dejo, mis queridos amigos, mi artículo publicado hoy en La otra mirada, titulado como este post.
Pinchen aquí, si les place y vayan a la página 17.
Les dejo también mi abrazo.